Judea

Una de las más importantes tradiciones que se mantienen en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), gracias a la Hermandad de Jesús Nazareno, es La Judea. De hecho, la Semana Santa alcalareña fue declarada recientemente Bien Turístico de Interés Nacional por las Instituciones Públicas, en gran parte gracias a “los judíos”, como se les conoce coloquialmente, ya que es el único sitio donde aún permanece.

Se trata de un grupo de hermanos que, ataviados a modo de soldados y entre los que se incluyen tres judíos vestidos a la usanza de la época (con un tambor, un flauta y un bandera), salen la mañana de Jueves Santo, recorriendo las calles de Alcalá “en busca” del Jesús de Alcalá, como así le llama cariñosamente el pueblo.

Después, en la madrugá, que es cuando esta hermandad realiza su estación de penitencia, forman parte de la cofradía abriendo el cortejo, hasta que llegan “las claritas del día” que es cuando le esperan junto al puente para prenderlo y subirlo escoltado hasta San Roque, donde se revivirán las escenas ocurridas en el monte Calvario.

La procedencia de este grupo hay que buscarla en los orígenes de las hermandades nazarenas; cuando éstas se crearon, la procesión era ante todo la escenificación de los misterios pasionales. Se trataba de reconstruir con el mayor realismo e intensidad posible las dramáticas escenas que sufrió Jesús durante su Pasión y por ello se organizan los grupos de romanos y judíos, para ser incorporados a la representación de la Pasión con el fin de aumentar el realismo. En Alcalá desfilaban, tocaban el tambor, exhibían la sentencia, revoleaban la bandera en señal de burla,…

Antiguamente este grupo de judíos, con el nombre generalizado de armaos, estaba formado por un grupo de personas humildes, a los que la Hermandad pagaba. Pero desde el año 1.992, está compuesto por un grupo de hermanos, ya que a finales de los 80 había bastantes problemas para reclutar los que siempre se encargaban de estas labores cuaresmales.

Gracias al tesón de la Hermandad de Jesús y a estos hermanos que componen la Judea, que no han dejado que los judíos pasen a la historia, aún se puede disfrutar durante un día que reluce más que el sol y durante una madrugá mágica de un rito centenario.

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